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Wordtoys: la palabra lúdica e insospechada

Orfa Kelita Vanegas V.


Satisface ver cómo parte de la literatura va “atenta al pulso de su tiempo” en lo referente a los espacios que promueve el ambiente hipermedial y toda la serie de dispositivos tecnológicos que lo sostienen. En su momento Baudelaire proclamó la necesidad de que el artista, llámese pintor, músico, escritor o poeta, se relacionara directamente con la realidad en la que se movía para poder asirla, comprenderla, y sobre todo representarla. Más esta representación debe darse a través de un lenguaje vivo, renovado, acorde a la época del artista, pues sólo así se oxigena el arte, se insufla de nueva vida al latir de manera acompasada con la cotidianidad del mundo contemporáneo.

Belén Gache, escritora y crítica argentina no solo tiene una amplia obra impresa en papel, también ha incursionado en la página en blanco virtual, es decir, en la literatura digital, especialmente la poesía electrónica y el net art. Y el motivo de esta reflexión es precisamente una de sus más bellas propuestas literarias hipertextuales: Wordtoys.

WordToys es un obra hipermedia que recoge los valores literarios que podría tener cualquier otra producción estética en impreso. Se nos presenta a manera de un libro, con portadas vinotinto, imagen llamativa y una invitación inicial a explorar el índice. Una vez dentro, encontramos una estructura de 14 capítulos con nombres sugestivos que capturan al lector a explorar las posibles historias que en ellos se dicen. Más al hacer “click” sobre uno de los títulos, empiezan un movimiento vertiginoso de las hojas del texto con su particular sonido hasta llegar al capítulo que se ha decidido leer.

Cada aparte de “Wordtoys” es un descubrimiento amalgamado de imagen, sonido, texto, y sobre todo sentido. A través de minificciones donde confluyen diferentes géneros: cuentos, poemas, crónica, y hasta ensayos breves y cometarios de textos, etc. el lector entra en contacto con una serie de imaginarios provocadores de placer lúdico e intelectual.

Dentro de las catorce piezas de “Wordtoys” está por ejemplo “Procesador de textos rimbaudiano”, donde aparece el poema de Rimbaud: “Voyelles” en su idioma original, y desde allí se genera la propuesta creativa al darle la oportunidad al lector de crear su propio poema sinestésico con la serie de vocales que ha pintado el poeta francés. Asimismo encontramos “Phone readings” una página donde se ven doce teléfonos antiguos negros alineados uno al lado del otro sobre un fondo amarillo, y que al levantarlos, después del tradicional “ring… ring”, responden con un minicuento, que dura de uno a dos minutos, se puede ir de arriba a abajo provocando las llamadas e ideando los mundos que cada uno de estos comunicadores nos va refiriendo.

Uno más de los capítulos es “Mujeres vampiros invaden colonia del Sacramento”. Con cierto estilo gótico se nos presenta el escenario: fondo oscuro con ciertas fases lunares que cambian según los momentos de la narración, y tres personajes: Celeste, Jezabel y Camila, vampirezas que confiesan sus vivencias nocturnas. Las narraciones son mini-relatos escritos de tono melancólico o expresiones jubilosas frente al hecho de vivir como seres nocturnos. Mientras el lector asiste a la vida de estos personajes se escucha un golpear de un instrumento a lo lejos generando cierto misterio en el ambiente de la narración.

También está el lugar para recordar a los grandes poetas: Borges, Verlaine, Rimbaud, Mallarmé, Ginsberg, Baudelaire, entre otros, en “Poemas de agua” donde precisamente se hace una exaltación a este líquido, no solo por la forma como se recrean los versos en sus idiomas originales: salen como un chorro de agua por lo grifos –frío o caliente- de un lavamanos, también porque todas las metáforas y juegos del lenguaje que se escurren hacia el lavabo simbolizan el agua.

Y así sucesivamente el lector se sumerge en un libro que le permite la interacción continua, inclusive donde puede dimensionarse como un “letautor” al intervenir con sus producciones dentro del texto. Como también reflexionar sobre el hecho de la escritura, caso concreto con el capítulo “Escribe tu propio Quijote”, donde realmente se nos hace una “broma seria” al confrontarnos al hecho de creernos únicos y originales en la producción literaria, pues a modo borgeseano se nos denuncia la identidad de un texto y su autoría original, donde cada texto se construye con cada lectura y cada escritura será siempre una reescritura. Recordemos aquí a Pierre Menard.

Compartimos con Juan José Díez que en esta atractiva obra hay una decidida voluntad experimental, delicadeza formal y equilibrio visual en cada una de las piezas fundiéndose con una prosa siempre rica y sugerente. Prosa que toma el matiz literario en las ficciones y la postura crítica en los cortos ensayos y comentarios.

Asimismo Wordtoys recoge los cinco niveles de lectura que plantea Rodríguez[1] deben cumplir todo hipermedia de ficción que pretenda establecer una comunicación significativa con el lector: el práctico, el técnico, el de diseño, el estético y el filosófico o poético.

El nivel práctico, donde se requiere poner en escena las habilidades de navegación, iconicidad y edición. El nivel técnico que exige estar a atento a la manera como se han potenciado las características de todo entorno digital: la programación, la representación espacial, la participación y el carácter enciclopédico. El nivel de diseño, que exige el estudio de la superficie y del interfaz del hipermedia. El nivel estético que exige valorar el fomento de la inmersión, la actuación y la transformación a través del hipermedia. Y, finalmente, el nivel filosófico de la interpretación.

Wordtoys y las posibilidades pedagógicas

Atendiendo a los intereses en educabilidad de la población estudiantil escolar y de la didáctica de la literatura, el libro de la escritora Gache: Wordtoys, presenta una forma bastante llamativa de interesar al estudiante frente al quehacer literario. Desde la riqueza de sus microficciones se puede dirigir un trabajo que desarrolle y cualifique su discurso estético a través de la interacción con cada una de las piezas.

La experiencia adquirida frente a este tipo de textos puede fortalecer una serie de competencias relacionadas con aspectos como:

  1. Conocimiento y manejo de la especificidad de los géneros narrativos, por ejemplo, estar en capacidad de comprender y crear cuentos, minicuentos, poemas, narrativas icónicas, ensayo corto, comentarios argumentados, cuentos orales, etc.
  2. Desarrollar habilidades narrativas basadas en la brevedad.
  3. Transcreaciones a partir de diversos géneros.
  4. Textos literarios desde textos icónicos o no lingüísticos: música, sonidos.
  5. Comprensión del lenguaje literario y de las características que hacen de una producción algo estético.
  6. Conocimientos literarios que permitan establecer relaciones y comparaciones intertextuales.
  7. Desarrollo de argumentos orales o escritos sobre la comprensión de las mini-ficciones a partir de conceptos literarios: tiempo, espacio, la voz narrativa, focalización, los personajes, etc).

Es importante anotar que cada uno de estos procesos deben ir acordes al nivel de educación y desarrollo cognitivo del estudiante. El profesor a través del texto hipermedial se dará el reto de ir aportando los conceptos y las destrezas necesarias para que la experiencia de lectura sea placentera, motivante y dialogizante.

La enseñabilidad de la literatura como momento de encuentro o espacio de experimentación dinámico, debe ser aprovechado para reflexionar, cuestionar y replantear ciertos paradigmas educativos de esta disciplina. Entre ellos el tipo de textos que debe abordar el estudiante en la obra de clase, es decir, el canon establecido desde el sistema curricular nacional, ¿acaso se encuentran explicitas en él obras hipertextuales, acordes a los intereses del educando de hoy?, pregunta que dejo abierta pues obedece a otro momento de reflexión.

La literatura no es una disciplina autosuficiente o desligada de los intereses del mundo contemporáneo, y para promoverla como fortalecedora de los procesos que dimensionan un ser integral en sus facetas investigativas, creativas y de goce estético, hay que indagar constantemente sobre las propuestas literarias que exige la sociedad contemporánea. Lo literario no puede ser más un ejercicio ancilar, un elemento de mediación simbólica entre historia y cultura,  debe entenderse y sostenerse como una práctica social, resultado del trabajo cultural y portadora de intereses ideológicos.


[1] En: http://www.javeriana.edu.co/relato_digital/ -consultado 14 de junio de 2011-

publicado junio 14, 2011 por universosbajocero

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